¿Alguna vez has oído hablar de la teoría de la ventana rota?
En la Escuela de Criminología y Criminalística, exploramos los conceptos y teorías fundamentales que ayudan a comprender el comportamiento delictivo y las estrategias para prevenirlo.
¿En qué consiste?
La teoría de la ventana rota fue propuesta por primera vez por los criminólogos James Q. Wilson (James Quinn Wilson (Denver, Colorado, 27 de mayo de 1931 – Boston, Massachusetts, 2 de marzo de 2012) fue un politólogo, criminólogo y una autoridad en administración pública estadounidense) y George L. Kelling (George Lee Kelling, Milwaukee, 21 de agosto de 1935-Hannover, Nuevo Hampshire, 15 de mayo de 2019, fue un criminólogo estadounidense, profesor en la Escuela de Justicia Criminal de la Universidad de Rutgers en Newark, miembro del Instituto de Investigación de Políticas de Manhattan y alto miembro de la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard) en 1982. Su concepto se basa en una metáfora simple pero poderosa: imagina una ventana rota en un edificio abandonado. Si esta ventana no se repara de inmediato, es probable que otras ventanas también se rompan, ya que atraen vandalismo y actividades delictivas.
En términos más amplios, la teoría de la ventana rota sugiere que el deterioro físico y social en un entorno, como el vandalismo, la falta de mantenimiento o el descuido, envía señales de que el lugar está abandonado y no es vigilado, lo que fomenta comportamientos delictivos.
Prevención
Importancia de la Prevención del Delito: La teoría destaca la importancia de abordar pequeños problemas, como las ventanas rotas, antes de que se conviertan en problemas mayores. La prevención del delito implica mantener entornos ordenados y bien cuidados para disuadir el comportamiento delictivo.
De acuerdo con Sousa, Kelling y Wagers, esta teoría se compone de ocho ideas principales:
- Existe una relación directa entre desorden y miedo al delito.
- La policía y las personas que transitan por la calle acuerdan de forma indirecta y mediante su actuación, las normas o reglas para el correcto funcionamiento de esa calle.
- Existe diferencia entre barrios en cuanto a estas reglas de la calle.
- Si el espacio urbano se encuentra desatendido, la comunidad no controlará ese espacio.
- Sin el control de esa comunidad, es más probable que esa zona acabe siendo terreno de delitos y delincuentes.
- Para mantener el orden, la policía debe impulsar la comunicación comunitaria, y por tanto el control informal.
- Crea más problemas en una zona la acumulación de diferentes individuos problemáticos que la presencia de personas individuales.
- Cada barrio tiene capacidades diferentes para evitar el desorden.
Se reconoce así que el entorno físico y social influye en el comportamiento humano. Mejorar la apariencia y la calidad de los entornos urbanos puede tener un impacto positivo en la seguridad y la calidad de vida de los residentes.