


Desde siempre ha existido una controversia acerca de la fiabilidad de los menores testigos. Es cierto que las investigaciones demuestran que este tipo de testigos es más sugestionable, pero no por la edad en sí, sino porque dependerá en gran medida de la capacidad memorística del menor.
El protocolo de Diane Birch y Ray Bull de 1977 para entrevistar a niños menores testigos fue desarrollado como una guía para garantizar que las entrevistas con niños fueran conducidas de una manera ética y efectiva, minimizando el riesgo de que los menores se sintieran presionados o confundidos durante el proceso. Este protocolo consta de 4 fases:
1. Entendimiento y compenetración
Se debe crear un ambiente que sea tranquilo, cómodo y no intimidante para el niño. Esto incluye un lugar privado y sin distracciones, con el objetivo de que el niño se sienta seguro para hablar. El entrevistador debe esforzarse en generar una atmósfera de confianza desde el inicio de la entrevista.
2. Recuerdo libre
Es esencial que se les pida que cuenten todo lo acontecido, sin restricciones ni limitaciones en su relato. El objetivo es que el niño exprese su versión de los hechos con la mayor libertad posible, permitiéndole que recuerde y detalle cada aspecto de lo ocurrido. El entrevistador debe actuar como un facilitador en este proceso, guiando la conversación sin formular preguntas específicas que puedan dirigir o influir en la respuesta del niño. Las preguntas deben ser abiertas, neutrales y generales, para que el niño pueda expresarse con autonomía. Se debe llevar a cabo una escucha activa, mostrando interés y empatía durante todo el proceso.
3. Interrogatorio
El entrevistador debe seguir un orden estratégico y cuidadoso al formular las preguntas para asegurar que el testimonio obtenido sea claro, completo y genuino: preguntas abiertas, preguntas específicas, preguntas cerradas y preguntas profundas.
4. Conclusión
Implica hacer un resumen de lo conversado, en el cual se verifica, con un lenguaje adecuado para la edad del niño, si la información obtenida durante la entrevista es precisa y correcta.
El protocolo de Birch y Bull fue diseñado para mejorar la calidad de las entrevistas con niños en contextos legales, asegurando que el testimonio de los menores fuera recolectado de manera precisa, ética y respetuosa, reduciendo al mínimo el riesgo de influir en sus respuestas o causarles angustia.
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