Sonia Ruiz del Valle, Criminologa del https://laboratoriopericialforense.com/

“Queríamos saber qué se sentía al matar”. Esta fue la respuesta que dieron Iria y Raquel, tras asestar treinta y tres puñaladas y acabar con la vida de su amiga Karla.

Karla era una joven de 16 años alegre y sin enemigos aparentemente. Solía compartir la mayor parte de su tiempo con sus dos mejores amigas, Iria y Raquel, y juntas formaban el triángulo perfecto. Sin embargo, estas dos últimas compartían algo más entre ellas: un vínculo con el ocultismo, cartas del tarot, un interés enfermizo por asesinos en serie y una pregunta que acabó siendo letal: ¿Y si matamos a alguien… solo por probar?

Ambas menores planearon el crimen durante semanas. Eligieron la fecha, el lugar, el arma y a su víctima: su mejor amiga Karla.

Desde una perspectiva criminológica, el asesinato de Karla es uno de los casos más complejos y desconcertantes que han sucedido en España. A diferencia de otra tipología de crímenes, tales como pasionales o impulsivos, este acto violento no respondió a una necesidad concreta, sino a una motivación abstracta, experimental y simbólica.

Se trata del fenómeno que se denomina “crimen egosintónico”: donde el acto violento está alineado con una visión distorsionada del mundo, del poder o de uno mismo. 

Tras el descubrimiento del cadáver de Karla y la detención de las dos menores, el juez ordenó que se registraran las habitaciones de Iria y Raquel, las cuáles estaban repletas de libros sobre ocultismo, recortes de noticias sobre asesinatos, y una profunda admiración por José Rabadán, conocido como “el asesino de la katana”. Los investigadores lo tenían, habían dado con la clave, Iria y Raquel habían sufrido contagio criminal, fenómeno que se presenta en adolescentes con problemas de identidad, baja empatía y una fascinación por la muerte o el simbolismo ritualizado.

Desde la criminología del desarrollo, el caso de Karla es el fiel reflejo de cómo en determinados entornos, la violencia puede surgir sin un trauma previo, sin móvil aparente y sin una causa clara.

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